Juan Topocho, es un cuento del yaracuyano Rafael Zárraga, que pertenece a su libro “Casi tan alto, como el Campanario”, publicado en el año 1977, donde Juan Topocho resalta dentro del compendio de cuentos y ese mismo cuento fue llevado al cine por el Director César Bolívar, quien se estrenó en el mundo cinematográfico dirigiendo esta película y como guionista a Salvador Garmendia.
Rafael y Bolívar, visitaron la población de Boraure, actual capital del municipio La Trinidad, al ver el pintoresco pueblo, Bolívar decidió que esta humilde localidad, sería la ideal para desarrollar el cuento de Zárraga, comenzando el rodaje en 1978 y estrenándose en 1979.
La película Juan Topocho, recogió a un elenco de primeras figuras de la televisión y el cine venezolano, en las que figura la recordada Amalia Pérez Díaz, Tania Sarabia, Virgilio Galindo quien dio vida al popular Juan Topocho, Enrique Benshimol, Domingo del Castillo, Julio Motta, Alexander Milic, Carlos Carrera, Freddy Salazar, Willian Moreno y Lucio Bueno. Además de contar con la participación de los habitantes de Boraure y caseríos aledaños, quienes gratamente compartieron con el elenco de actores, durante más de cuatro meses, llegando a sentir cariño y respeto entre ambos.
En Juan Topocho, se evidencia las tradiciones populares de los pueblos venezolanos, la idiosincrasia y las costumbres arraigadas como sociedad, con mucha superstición y creencias. La película nos muestra a un hombre bastante humilde, sumiso y callado, llamado Juan Topocho, que luego de la muerte de su madre, decide incendiar su rancho e irse sin que nadie se entere a la ciudad de Caracas, en búsqueda de una vida mejor y otras oportunidades.
Este incidente, que consume en su totalidad la humilde casa de Juan, hace que los vecinos crean que la madre del mismo, se lo llevó al cielo, tanto así, que el rumor comienza a crecer en todo el pueblo y hasta dicen haber visto el alma de Juan Topocho, vagando por las calles y con los días comienzan a atribuirle a su ánima, sanaciones y milagros.
El valor de este material fílmico, radica en el tiempo y espacio donde se desarrolla la historia, un espacio donde la tecnología no había llegado y la modernidad todavía no transforma el entorno.
Sin duda alguna, otro de los valores de la película, son los lugares icónicos de Yaracuy, las carreteras que conducen a Boraure, los paraderos de buses, la iglesia de La Trinidad y pare de contar los lugares que comparándolos en la actualidad, han tenido un cambio significativo.
Daniel Navarro Petit @ElJournaldeDani
Fotografías: Daniel Navarro Petit y Municipio Boraure
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