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La historia carcelaria en Venezuela tiene un posible inicio en 1573, según un acta proveniente del Cabildo de Caracas, donde fugazmente se revela la existencia de quizás una rudimentaria celda que pudo haber existido en las mismas instalaciones del Cabildo. Durante la época colonial en Venezuela, existieron otros centros penitenciarios para detenidos por cuestiones religiosas o incestos; también existieron correccionales para pardos, negros, hombres y mujeres libres y hasta esclavos, existian las carceles para personas de alta sociedad.

Pero la historia de La Rotunda comienza a mitad del siglo XIX, cuando en 1840 se ordena construir una cárcel pública en la ciudad de Caracas, por lo que se escoge un extremo del Sur de la ciudad, donde hoy se levanta la Plaza de la Concordia, se comenzó a construir la cárcel en 1844. El modelo arquitectónico que se implementó en la construcción fue el estilo “Panóptico”, un estilo de arquitectura concebido por Jeremías Bentham, que buscó reformar el modelo de construcción penitenciario, llegándose a implementar para otros usos, donde destacan los psiquiátricos. La Rotunda contempló este estilo por ser uno de los más eficaces en cuestiones de vigilancia, debido a que los carceleros podían ubicarse en el centro de la cárcel y poder observar todas las celdas desde un punto fijo. 10 años después fue inaugurada y sería habilitada durante el Gobierno de los hermanos Monagas.

La cárcel originalmente fue concebida para albergar a reclusos comunes, con el fin de corregir a los delincuentes, para su posterior reinserción a la sociedad, pero años más tarde se convirtió en el lugar de reclusión de los opositores para los gobiernos de turno, convirtiéndose así en un símbolo de terror e icono de crueldad, los enemigos políticos eran sometidos a los actos más inhumanos de la historia carcelaria en Venezuela. Luego de ser convertido en un lugar de reclusión de comunes y políticos, llegaría la época de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, quienes por 35 años del siglo XX, se convertirían en las principales figuras del castigo y quienes hicieron de La Rotunda, un verdadero cementerio, la única forma de salir era muerto.

Entre los brutales castigos a los que eran sometidos los presos políticos, era que al llegar al recinto, se les colocaba grillos en los pies, cuyo peso iba dependiendo del castigo, la más popular era la de 50 libras. Otros métodos de torturas eran los calabozos llamados “El Olvido”, nombre que daba alusión a que una vez allí, eras olvidado y dejado en el abandono sin ningún tipo de alimento, lo que provocaba la muerte a los días, o te hacia volver demente. Los alimentos que proporcionaban a los reclusos eran escasos y en su mayoría insalubres, panes tiesos y mordidos por cualquier roedor, en otros casos, a los alimentos le colocaban veneno y vidrio molido en la bebida, lo que les causaba a las personas una agonía terrible.

Nereo Pacheco, fue el hombre al que autorizó Gómez, para realizar todas las torturas en la cárcel, Nereo fue un preso común despiadado y desalmado, que implemento un método de tortura llamado Tortol, una cuerda con nudos que era amarrada en la cabeza, a la altura de la sien, la cuerda era prensada por medio de garrotes y los nudos iban apretando la cabeza hasta que la persona quedaba inconsciente y con los oídos reventados.

El primer preso político en la historia de La Rotunda, fue Joaquín Crespo, el cual gozó de una celda con lujos, estuvo recluido a finales del siglo XIX. También se suma a la lista de personalidades, Román Delgado Chalbaud, militar y político que lideró la conspiración para asesinar a Gómez en el año 1919, llamada “Expedición del Falke”; esto que lo llevó a estar 14 años en una celda de La Rotunda. José Rafael Pocaterra, quien se destacó como escritor y periodista venezolano, fue recluso de la cárcel en la celda 41 durante tres años, sometido a torturas y maltratos, que posteriormente plasmó en su libro “ Memorias de un Venezolano en Decadencia”. A la lista de presos políticos, se le suman otros presos con cargos en el clero y otras figuras como Andrés Eloy Blanco y Jóvito Villalba, entre otros.

En 1927, gracias a varias gestiones del Ministerio de Relaciones Interiores, se logra la amnistía general, la cual abarcó a Delgado Chalbaud. La Rotunda quedó totalmente vacía y se realizó su cierre, pero, en 1928 por motivos de una revuelta, la llamada Generación del 28, hizo que una centena de estudiantes fueran recluidos en La Rotunda, generando que la época del horror carcelario regresara, pero, el ocaso de la cárcel estaba cerca. A la muerte de Juan Vicente Gómez en el año de 1935, Eleazar López Contreras quien encabezó el nuevo gobierno, ordena la excarcelación de los inquilinos de La Rotunda y posteriormente en 1936 en el mes de abril, es demolido el reciento, poniendo fin a 96 años de miseria y tortura en materia carcelaria.

Daniel Navarro Petit @ElJournaldeDani

Créditos a los autores de las fotografías

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